jueves, 6 de marzo de 2008

DEL DURMIENTE Y EL OBSERVANTE

Para saber qué hacía uno mientras dormía,
otro se quedó despierto,
así éste, observó que el durmiente
ya nada veía,
pues guardaba sus ojos,
bajo los párpados que los cubrían.
De durmiente, el otro pasó a ser soñante,
y a vivir en ese mundo, distinto al de antes,
donde quedó el despierto en oficio de observante,
viendo sólo al durmiente pero no al soñante,
que se había ido lejos por paisajes errantes,
donde vive otra historia, con seres que conoce,
pero le son distantes.
Quizá tenga un abismo, o escuche algo así
como un secreto mensaje,
quizá no pueda moverse cuando quiera escaparse,
o no encuentre la puerta, aunque tenga la llave.
Y todo seguirá allí tan real,
tal vez hasta que en su mundo se quede dormido el soñante,
y sueñe que abre los ojos,
donde lo esperaba aún despierto,
el que oficiaba de observante.

Gustavo Nápoli

1 comentario:

Anónimo dijo...

que los parese si suentre coño su madre el curiente?